domingo, 18 de noviembre de 2007

Suede times

High on diesel and gasoline...

Admirada ante el poder de la máquina del tiempo (una vez más). Regresan flashbacks momentáneos, aunque no son imágenes ni sonidos, son estados mentales nítidos y perfectamente definidos a través de patrones energéticos. Canciones que hacen eco y me teletransportan a un lugar en el que vivía hipnotizada sin tener ningún motivo palpable ni cercano por el que estarlo, un lugar en el que sentía una energía descomunal que solo se alimentaba de sonidos y palabras lejanas extrañamente cifradas a través de filtros metáforicos con una frecuencia por lo general baja y muy variable. Y tal vez todo aquello fue una simple creación propia que se dió una vez conocidos los factores y en la que, casualmente, apareció esta música y se asoció a esa sensación. Vínculos. Paralelismos. Muñecas rusas... y siempre hay un más allá, en cualquiera de las infinitas direcciones.
Ahora, detenidamente, analizando los hilos con los que se teje un estado mental raramente experimentado. Analizo la textura y el color de los hilos, las maneras en las que se entrelazan unos con otros formando un curioso entramado. La asociación de ideas, ese cause and effect, me hace temer a ese abismo oscuro y peligrosos en el que todo lo que es valioso desaparece misteriosamente. Ese abismo en el que toda realidad se vuelve espejismo; en el que las preguntas solo hacen eco ante muchos cristales que devuelven tu imagen y trás los que no hay absolutamente nada. Es como haber caminado alguna vez un laberinto lleno de puertas que se abren con diferentes llaves y claves... recorrido el laberinto de diferentes maneras siempre he llegado al mismo lugar; ese lugar en el que se guarda algo muy valioso. Tan valioso que parece terriblemente frágil e irreal. Las incertidumbres previamente conocidas dictan cosas a las que ahora no quiero escuchar. Los choques caóticos con realidades de hielo y abismos infinitos me hacen quedarme en ese lugar sin avanzar ni retroceder. Pero hay una luz diferente en esta habitación y aunque el factor condicionante de lo ya acontecido me haga temer a ese abismo debería arriesgarme a creer que no puede haber un abismo de cristales y espejos tras esa puerta.

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